El dibujo tiene vida mientras lo estás haciendo, luego pasa a otra fase y se convierte en recuerdo. Con el mismo peso que ellos, con sus dudas y los resquicios y las cosas que te gustaría haber hecho de otra forma y las líneas a las que guardas mayor cariño, y los detalles, cada uno de los detalles…
Y, sí, con los dibujos tienes la posibilidad de usar la goma de borrar y perfeccionar los trazos pero, entonces, como ocurre con los momentos, ya no es lo mismo. Se convierten en otra cosa.