¿Es posible averiguar quién establece lo establecido? ¿Podemos tener una varita mágica para que las cosas sean como se nos antojan? Parece que hay quien lo consigue.
Hay que prestar atención a lo «establecido» porque tiene que ver con lo «estable», con lo que hemos asumido como lo mejor porque no nos incomoda. «Lo estable», lo que no se mueve, lo que permanece. Lo monótono.
Nos molestan los cambios hasta hacernos temblar. Queremos saber lo que va a ocurrir dentro de una hora, mañana, y también el mes que viene. Entonces, ¿nos atrae la rutina o realmente nos atrapa?
¿Somos víctimas del diario o constructores de estabilidad?
Asumimos que debemos tener hijos. A ser posible, ahora, 2.
Nos matriculamos en la universidad porque es la consecuencia de haber cumplido con la educación obligatoria.
Comemos a la hora de la comida, cenamos a la hora de la cena.
Mandamos emoticonos. Conversamos por Whatsapp invirtiendo el triple de tiempo. Desaprendemos los números de teléfono. Nos provoca asombro el correo postal.
Tomamos el sol en verano y nos olvidamos de su necesidad en invierno. Sin embargo, obviamos la posibilidad de tomar baños de aire (el placer del viento de cara) y nos perdemos lo increíble de pasar un rato mirando las estrellas. Y así, perseguimos lo establecido: la moda, lo «bien visto».
Nos calzamos las botas de piel cuando cae la primera hoja de un árbol pero nos descoloca andar descalzos. Nos asombran unos pantalones cortos en febrero aún cuando el termómetro marca 19º.
¿Quién establece lo establecido? ¿Por qué nos dejamos llevar por un guión firmado como anónimo en lugar de atrevernos a escribir nuestra propia historia?
Tememos a lo inesperado. Nos inquieta todo aquello que descoloca nuestros planes y que modifica lo que, supuestamente, tiene que pasar. Nos olvidamos de ser, simplemente, por la falsa facilidad de evitar complicaciones.
Medimos las vidas de alrededor con el listón de nuestras propias creencias.
Miramos de reojo lo que podríamos ser y nos sentamos en el sofá para perdernos en capítulos de una nueva serie cada día. Estamos escondidos en vidas que no nos pertenecen y evitamos dejarnos llevar por los momentos imprevistos como quien se quita la sal en las comidas. Vivimos vidas edulcoradas.
- ¿Quién nos organiza la ropa que debemos ponernos?
- ¿Quién nos toma nuestras medidas?
- ¿Quién dibuja nuestro patrón?
- ¿Quién nos marca los días en una agenda y nos muestra los próximos pasos que vamos a dar?
- ¿Quién establece lo establecido?